Inició su carrera profesional como secretario judicial y obtuvo posteriormente plaza de juez de primera instancia. En 1960, después de aprobar la oposición, comenzó su carrera notarial en Tortosa, Terrassa y, finalmente, Barcelona, ciudad en la que se asentó con su familia. Era miembro del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona, académico de número de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña y director del Servei Jurídic del Col·legi de Notaris de Catalunya.
Junto a Lluís Muñoz Sabaté, fue promotor y propulsor del Tribunal Arbitral de Barcelona (1989), del que fue vicepresidente durante más de veinte años. Los que tuvimos la suerte de trabajar a su lado aprendimos de él una forma de trabajar desde el rigor jurídico en la interpretación y aplicación del Derecho al caso concreto, en particular en materia de arbitraje; pero sobre todo aprendimos de él el valor de la libertad del ser humano y el principio básico de la autonomía de la voluntad, fundamental en derecho arbitral y en el curso de su vida.